8 de diciembre de 2009

IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA NAVE

Cuando estudiaba Historia del Arte en el colegio siempre había una iglesia que me llamaba mucho la atención y tenía muchas ganas de conocer. Esa era San Pedro de la Nave, una de las iglesias más importantes de la historia del arte en España ya que es considerado el edificio visigodo mejor conservado que se conoce en territorio español y además, es el que posee un mayor número de elementos constructivos y decorativos. Basta deciros que se declaró Monumento Nacional en el año 1912.

Se trata de una iglesia visigoda que podemos encontrarla en el municipio zamorano de Campillo, próximo al embalse de la Almendra y Ricobayo, siendo la construcción de este último, lo que obligaría a trasladar la ubicación de San Pedro de la Nave hasta la actual, ya que originariamente se localizaba próxima al río Esla. Se trasladó piedra a piedra entre los años 1930 y 1932.

Para llegar hasta Campillo, basta seguir por la N-122 en dirección a Portugal hasta llegar a la localidad de Almendra y aquí tomar la comarcal que lleve a Campillo. Se encuentra a las afueras del pueblo, rodeada de espacio verde, lo que nos permite poder disfrutar de su exterior de una mejor manera.

Se inició su construcción a finales del siglo VII, por lo que es considerada de estilo visigodo. Se trataba de un templo de cruz griega, pero posteriormente, debido a remodelaciones se le dotó de una mezcla entre planta basilical y cruciforme. En el presbiterio podemos encontrar dos estancias que en su momento servían de celdas eremíticas y también el ábside de planta cuadrada desde donde se desarrollan las ceremonias religiosas. Cuanta también, además de la nave central donde se encuentran los bancos para los fieles, de dos capillas a en los extremos del transepto. Las naves laterales y la central se separan gracias a imponentes arcos de herradura, propios del arte visigodo y las bóvedas del tempo son de medio cañón

No penséis que se trata de una iglesia de grandes dimensiones, porque no es así. Al contrario, se trata de una iglesia pequeña, del estilo a las que encontramos a lo largo del Camino de Santiago. Es por ello que me resulta un espacio acogedor e íntimo, que te invita a trasladarte en el tiempo.

Otro de los aspectos más importantes de esta iglesia es su decoración visigoda, donde podemos observar el importante friso con imágenes de animales y vegetales enmarcados en círculos, así como dos capiteles sobre dos de las columnas del templo que se encuentran uno frente a otro. Estos capiteles son de un detalle exquisito y versan sobre pasajes de la Biblia. Uno de ellos, el que se sitúa a la izquierda, es el conocido como Daniel en el foso de los leones y el otro, el de la derecha, El sacrificio de Isaac. De todo lo que estudié en arte, puede que estos dos capiteles se grabaran en mi memoria de una manera especial porque personalmente, me parecen preciosos. Quizás os preguntaréis para qué incluir estos dos capiteles en un templo… pues bien, éstos y muchos otros que se pueden encontrar en otras iglesias tenían el objetivo de instruir a sus fieles.